Invasión alienígena (Constanza Fernández Navarro)

En las calles de Santiago
la gente se frota los ojos.
No pueden creer que frente a ellos
hayan ovnis.
Entonces tratan de dilucidar la realidad:
No son lacrimógenas,
no son protestantes;
son los alienígenas que vienen por nosotros,
a robar nuestro perfecto sistema de AFP,
a usurparnos la calidad educacional
que carece en su planeta.
Los alienígenas se tomaron las avenidas,
dejaron las naves en el supermercado
que se quema por los pacos.
Los alienígenas hacen carteles de ayuda.
Vinieron a copiar nuestro gran avance en la política.

Sí,
invasión alienígena
o extranjera
racionando la comida que los pacos han quemado.
Los aliens no salen en la tele,
mucho menos van a los matinales
donde la gente es rubia
y viven pensando que no son reales.
A los aliens los puedes ver con capucha,
los puedes ver con botella bicarbonato,
los puedes ver con un palo y sartén.
La invasión alienígena vino para quedarse.
Vamos por ti, Cecilia morel.
Nuestras naves van más rápido que tus helicópteros.
Nos reproducimos como pobres
porque lo somos,
y siempre lo hemos sido.
Los alienígenas invaden tu cabeza borracha.
Somos más reales que película
y estamos abajo de tu casa.
Aquí nadie ha visto tanto alien.
Cecilia Morel, vamos por ti.
Te llevaremos con nuestra nave
a La Pintana, Puente Alto, a La Cisterna y sus poblaciones,
a ese planeta que jamás has pisado
y donde no eres bienvenida.
Cecilia, que risa nos has dado.
Te vamos a poner a hacer stand up comedy
junto con los otros payasos.
Morel, no es nada personal,
pero la invasión alienigena ha llegado
con un ejército de voces
y armas de casa.
Morel, entréganos a tu esposo vivo
para pasear su cabeza por la Alameda
y que sus ojos lloren por la pimienta,
que sus ojos exploten por los gritos
de los alienígenas.
La invasión no te dejará dormir.
En cualquier momento te metemos a la cárcel
donde los aliens reinan.
Nos han puesto cadenas sin pecar,
las rejas no son eficientes.
Piñera y Morel
los abduciremos como vacas en el pastizal
y nadie nadie los va a extrañar.
La invasión alienígena o extranjera
se queda por siempre en los ideales.
Y para terminar, dejar algo en claro:
nos llamamos Pueblo.